miércoles, 14 de marzo de 2012

HOMOLOGÍAS ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS
La comparación de los detalles estructurales de cualquier sistema o aparato entre los diversos miembros de un filum determinado revela una semejanza básica de la forma, que varia algún grado de una clase a otra. Por ejemplo, el ala de un ave, la aleta lateral de un delfín, el ala de un murciélago, y el brazo y la mano del ser humano, pese a ser superficialmente distintos, están formados por conjuntos muy similares de huesos, músculos y nervios.

Todos los animales antes mencionados tienen un solo hueso, el húmero en la parte proximal de la extremidad, seguido por un radio y un cúbito, los dos huesos del antebrazo, luego un grupo de carpianos en la región equivalente a la muñeca, y una cantidad variable de dígitos. Esto en particular es notable debido a que las alas, aletas y la mano humana se utilizan de diferente manera debido a sus funciones distintas, y no existe la necesidad mecánica de que sean similares. Las configuraciones semejantes de partes del miembro anterior son evidentes en reptiles y anfibios ancestrales, e incluso en los primeros peces que salieron del agua a invadir la tierra.

Darwin señaló que tales semejanzas estructurales básicas en órganos utilizados de distintas formas son precisamente el resultado esperado si en realidad ha ocurrido la evolución. Los órganos de diferentes organismos que tienen formas similares debido a un origen evolutivo común son homólogos.
Fig. 12 Organos homólogos.

Al aceptar que los organismos vivos experimentan cambios con el tiempo, los biólogos advirtieron que la homología de órganos se debe a su origen evolutivo común. El ala de las aves y la del murciélago se originaron del miembro anterior de un vertebrado ancestral común. Sin embargo, las superficies de sustentación de sus alas son muy distintas. En las aves, tal superficie es aportada por las plumas que nacen en el borde posterior de las alas, en tanto que en el murciélago el ala es en esencia una mano palmeada. Así, aunque en ambos organismos se utilizan como alas los miembros anteriores, dichos órganos en ambos presentan modificaciones distintas.

No todas las especies con estructuras “similares” surgieron del mismo ancestro. Los órganos que no son homólogos sino que simplemente tienen funciones semejantes en diferentes organismos se denominan análogos y ponen de manifiesto un fenómeno denominado de convergencia evolutiva, parece que las posibilidades de un órgano son limitadas.

Por ejemplo, los pulmones de los mamíferos y la tráquea de los insectos son órganos análogos que han surgido para resolver, de maneras bastante distintas, el problema común del intercambio de gases. Las alas de diversos animales voladores no relacionados entre sí como insectos y vertebrados, se parecen en forma superficial pero difieren en aspectos más fundamentales. Las alas de los vertebrados son miembros anteriores modificados sostenidos por huesos, en tanto que las alas de los insectos son prolongaciones de la pared superior del tórax y son sostenidas por nervaduras quitinosas.

Fig. 13 Aves.



Fig. 14 Insectos.

Fig.15 Mamíferos.
En algunos casos, los linajes evolutivos se pueden diversificar para adaptarse a otros ambientes. Puede suceder que ciertos órganos pierdan su ventaja evolutiva, aunque queden restos de su historia en el organismo. Éstos son los órganos vestigiales, y permiten seguir el rastro de los linajes evolutivos de las especies que los poseen; por ejemplo, en las pitones existen restos de cintura pélvica y de extremidades posteriores.


Fig. 16 Orgános vestigiales.

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